La “gran fiesta” de la Iglesia en España, el Congreso de Vocaciones dio inicio el día viernes 7 de febrero 2025, con más de 3.000 personas en sus distintas realidades: diócesis, vida consagrada y movimientos, en un ambiente festivo y esperanzador.
Con el lema ¿Para quién soy? Se ha desarrollado el Congreso de vocaciones que ha tenido lugar en el pabellón Madrid Arenas.
Ha sido una experiencia preciosa donde se ha compartido y aprendido mucho a través de las ponencias, testimonios, talleres y trabajos en grupos.
Una fiesta donde además no faltó el festival y una vigilia de oración profunda que nos invitaba a confiar.
Somo acogidos con la alegría de ser peregrinos, de compartir, de vivir personal y comunitariamente los retos que plantea este Congreso: un encuentro que ayude a reconocer que el Señor sigue llamando a la vida, a la fe y a la misión.
Quedan muchos retos. Somos asamblea de llamados, invitados a crear cultura vocacional para que todos descubramos que la vida es también vocación y somos llamados a extender ese fuego vocacional.
En representación de la Congregación participamos las hermanas Rosa Díaz Lorite, Natalia Rojo Belarde , Juliana das Dores dos Santos y el laico mercedario de la caridad Jorge León.
Creemos que la Pastoral vocacional es un reto de nuestro tiempo, de la Iglesia y de nuestra Congregación. Y se intentó en estos días ponernos a la escucha del Señor, para hacernos eco de la pregunta que el Papa Francisco formula en la Exhortación Christus Vivit (n. 286): “¿Para quién soy yo?”.
Una cuestión para todos y especialmente para los más jóvenes, abriendo una búsqueda de respuesta desde el discernimiento que se ofrece en la Iglesia, asamblea de llamados para la misión.
ALGUNOS DE NUESTROS TESTIMONIOS
Buenas tardes estimados/as Hermanas, laicas y laicos mercedarios de la Caridad, Soy Jorge, y como laico mercedario, con alegría quiero compartir con todas/as mi experiencia vivida el pasado fin de semana: mi participación en el Congreso de Vocaciones ¿Para quién soy?, asamblea de llamados para la misión.
En primer lugar, quiero dar gracias a Dios y a la Congregación por ofrecerme esta gran experiencia de vida y de fe compartida como Iglesia: asamblea de llamados para la Misión.
El Congreso ha sido un encuentro, donde con un sentimiento de lazos fraternos, he reforzado mi convicción de que es tan enriquecedor y necesario compartir y promover los distintos caminos vocacionales: laicos/as, consagrados/as, sacerdotes y matrimonios.
Responder a la pregunta ¿Quién soy? La he ido contestando y descubriendo a lo largo de mi vida, pero, ¿para quién soy? Es la pregunta cuya respuesta he ido descubriendo durante los tres días de la Asamblea. Siento que he crecido espiritualmente. La experiencia comunitaria vivida, personalmente me ha ayudado a reconocer que el Señor sigue llamando a mi vida, y va reforzando mi fe para llevar a cabo mi misión como educador cristiano vocacionado.
He descubierto que es enormemente gratificante el compromiso de animar la vida vivida como vocación, compartiendo caminos vocacionales diferentes los laicos/as y nuestras queridas Hermanas, consagradas, pero nos une que todos/as integramos la fe en la vida cotidiana, una fe personal y compartida en comunidad, que es la que hace posible que cada persona, cada uno de nosotros, podamos cumplir nuestra misión en el mundo.
En la Comunidad nos sentimos valorados ya que TODOS somos llamados, todos somos una asamblea de llamados para la misión.
Me siento miembro de la Iglesia misionera, con mi identidad de laico mercedario: salir, evangelizar y discipular son verbos activos para una Iglesia en misión peregrina de esperanza y al servicio de los más necesitados. Qué interiorizado tenemos esta misión nosotros, laicos/ as mercedarios/as de la Caridad. SOMOS SEMILLAS DE ESPERANZA REDENTORA Y DE LIBERACIÓN, tras la huellas de nuestro Fundador, Padre Zegrí, y bajo el amparo de Nuestra Señora de la Merced.
En el Congreso he experimentado, compartido y vivido que el Señor nos sigue llamando a la vida cristiana, que es vocación. He descubierto que la vocación es una llamada, la llamada del Maestro, del Padre Bueno, para seguirle y ser testigos suyos. Todos somos testigos de Cristo en misión, vocación única que nos iguala a todos.
Y respondiendo a la pregunta ¿Para quién soy yo? , me cuestiono también ¿Qué puedo hacer por la Iglesia, y en concreto por mi Congregación? Y mi respuesta es, para qué sirve la vida sino para dar y estar al servicio de los más vulnerables y necesitados.
Somos para nuestro Creador, Dios, pero Él también quiere que seamos para los demás. Que nuestra mirada sea capaz de percibir la necesidad del hermano.
Y lo más importante, he descubierto un nuevo YO, el YO que es NOSOTROS. Dios me sigue amando y llamando, y percibo ahora mi vocación como un regalo que Dios me dona junto a la vida. Y que cuando la vocación personal posee una dimensión comunitaria, como la que compartimos todos/as los laicos/as junto con nuestras Hermanas, mi vocación alcanza la plenitud a la que ha sido llamada. Pero la dicha es imposible sin todos vosotros.
Hemos sido creados para Dios y para los demás. Llevar a Dios allí donde Él me envíe. Esa es mi vocación.
Queridos laicos/ as y Hermanas mercedarias: LLEVEMOS DIOS DONDE ÉL NOS ENVÍE. ESA ES NUESTRA VOCACIÓN.
Soy Juliana, mi experiencia vivida durante los tres días del Congreso de vocaciones fue intensa y agradezco la oportunidad de poder participar y hacer esta experiencia. Estos días percibí a una juventud sedienta de Dios viviendo intensamente cada momento, entregándose a la experiencia. Un ambiente sensible y provocativo con una ambientación que nos recordaba nuestro compromiso como cristianos bautizados, llevándonos a reflexionar sobre el camino de la vida que nos lleva a buscar la santidad.
Con un tema que nos interpelaba «¿para quién soy yo?», nos invitaba a reflexionar sobre la vocación ya elegida por muchos y otros a responder al llamado que sienten, me encantó la sensibilidad con la que buscaron luz en el cambio de la juventud, que parece estar perdida, pero que aún busca algo más. Nos comprometió como Iglesia misionera y vocacional, lo que para mí fue muy fuerte, porque necesitamos testimoniar la alegría de vivir nuestra vocación, ya que la alegría atrae y anuncia.
Me ayudó a ver la necesidad de que, como Iglesia, traspasemos la alegría del compartir, de la vivencia de la donación, para que aquellos que están llegando se llenen de lo mejor que tenemos: nuestra fe, nuestro amor a Jesús, porque somos Iglesia, somos misión, somos sal y luz en el mundo.
Me llamo Rosa, soy Mercedaria de la Caridad, agradezco al Señor la oportunidad que me ha concedido de participar en este Congreso de las Vocaciones.
La pregunta ¿ Para quién soy? Ha resonado en mi en estos días y ha supuesto renovar mi vocación y llamada. La alegría inmensa de compartir con tanta gente de distintas vocaciones, toda una riqueza, la dicha de la fe…Dios se ha hecho presente a través de las distintas ponencias, talleres, oración, concierto… Su paso de nuevo en mi historia me invita a seguir adelante, a afrontar retos de ayudar a otros a descubrir la vida como don…, a acompañar… Que María de la Merced nos impulse en esta hermosa tarea de la pastoral vocacional.
Hola soy Natalia Rojo Mercedaria de la Caridad, asesora general de pastoral vocacional. El congreso fue un evento revelador para mí. Se buscó abordar la cuestión de la vocación, y fomentar el discernimiento dentro de la Iglesia. El tema, «¿Para quién soy?», se inspiró en la exhortación apostólica postsinodal Christus Vivit del Papa Francisco. Nos ofreció la posibilidad de poder encontrarnos y compartir sueños y retos para una pastoral vocacional sistemática y significativa.
Además intentó promover la conciencia de que toda vida es un regalo para ser compartido con los demás, llamando a la conversión personal y comunitaria. Buscó superar el pesimismo y fomentar una cultura vocacional, reconociendo la necesidad de un lenguaje actual que llegue a los jóvenes y posibilite perspectivas alternativas.
Como fuimos expresando en el congreso se llevaron a cabo diversas actividades, incluyendo ponencias, talleres, testimonios y celebraciones. Estos se centraron en cuatro itinerarios principales: Palabra, Comunidad, Sujeto y Misión.
Nos interpelaron en todo momento para que tomemos conciencia de que toda es vida es vocación y es misión, siendo un camino para repensar nuestro Si cotidiano. Los testimonios compartido en los diferentes talleres me fueron inspiración para siguió apostando por una Pastoral vocacional testimonias, coral, en conjunto donde todas nos sintamos responsable.
El evento concluyó con una ponencia final que destacó la vocación como un don a recibir y entregar, enfatizando que toda vocación cristiana asumida con entrega es un mensaje de alegría para la Iglesia y el mundo. Agradezco a la Congregación por esta oportunidad. Saludos y nos a seguir haciéndonos cada la pregunta ¿Para quién soy?