Agradecemos a la Congregación, a Sor Aurora, nuestra superiora general, y Hna. Mercedes Toribio por habernos acompañado y compartido con nosotras este tiempo, al P. Alejandro Campon – Misionero de San Pablo que nos ha orientado en los Ejercicios Espirituales.

A las Hermanas del Gobierno de la Delegación y Comunidades de Filipinas, Laicas Mercedarias y Formandas, que han preparado todo y nos recebido con tanto empeño para que fuera realmente un tiempo de gracia.

A las Hermanas “Esclavas del Sagrado Corazón de Jesus” que nos recibieron en su casa y nos dedicaram tanta acogida, detalles y cercania.

A cada una de las Hermanas de la Delegación, por todo lo que cada una ha aportado y se comprometido para que fuera un tiempo rico de fraternidad compartida y renovación de ilusión, sueños y proyectos para la misión.